Hay que decidir si se juega para ganar o para divertirse. Jugar para ganar requiere tiempo y esfuerzo. No hay nada malo en jugar al póquer por diversión.
Sin embargo, si decides qué tipo de jugador de póquer quieres ser antes de empezar a jugar, estarás aumentando tus posibilidades de éxito de antemano.
Si toma la decisión correcta, obtendrá resultados. Este es el principio básico.
No cometas el error de esperar ganar cada vez que juegues. Tu objetivo debe ser jugar lo mejor posible en cada sesión. Muchos jugadores cometen el error de juzgar los resultados de cada sesión. Tu objetivo es jugar lo mejor posible cada vez. Cuanto más te acerques a esto, mejores serán los resultados.
El póquer es un juego matemático, y es un juego de información incompleta. A primera vista parece complicado, pero en realidad no lo es. En el nivel más básico, ganar al póquer comienza con la elección de las manos iniciales con las que jugar. Si entra en el bote con la mejor mano más veces que sus oponentes, ganará más veces.
Tus oponentes utilizarán tus emociones en tu contra, pero sólo si tú se lo permites. Los resultados emocionales son malas decisiones y dinero perdido. Los cambios de ángulo pueden ocurrirle a cualquiera, y a veces el único remedio es tomarse un descanso del juego. Esto es normal.